Tras una operación de hernia que prolongué hasta que el dolor no me dejaba trabajar ni casi vivir, el cirujano me recomendó buscar un profesional pertinente en la materia y alejarme de las clásicas y vagas recomendaciones de hacer natación, pilates o apuntarse a un gimnasio para fortalecer. Encontré a Alejandro Valero por medio de una amiga que era cliente suya y a quien evitó pasar por el quirófano pese a su condromalacia grado 4 y me puse a trabajar con él. Resultó en un antes y un después, puesto que al mejorar mi físico y salud, mejoraron el resto de aspectos de mi vida.

Harta de ver cómo diferentes profesionales venían a casa a hacer que mi madre realizara ejercicios, de llevarla a centros para mayores o buscar vídeos en internet que no te ayudan nada cuando se trata de personas mayores, encontré a Alejandro porque me hablaron muy bien de él en cuanto al trabajo con adultos mayores. Desde entonces, seguimos recurriendo a él y recomendándolo a otros en las mismas condiciones, puesto que trabajar con ciertas edades es muy delicado y necesitas a alguien con compromiso, trato pero, sobre todo, conocimiento. Y ese es Alejandro Valero, a quien agradecemos que mi madre siga valiéndose por sí misma y haya perdido el miedo a moverse gracias a que ahora puede hacerlo con más estabilidad.

Después de más de dos décadas realizando ejercicio por mi cuenta y contratando a profesionales del sector, realizando dietas que me hacían perder un peso que luego recuperaba con creces, otras que me dejaban muy cansado y recurriendo a suplementos dietéticos que solo adelgazan el bolsillo, tiré la toalla. Es ahí cuando aprecié el cambio de un compañero en pocos meses, no solo por fuera sino por dentro, y quise ponerme en manos de quien le llevaba, un tal Alejandro Valero. Ahora lo menos que puedo hacer es recomendarle, porque gracias a ponerme en sus manos no solo mejoré la imagen que miraba en el espejo, sino que dejé de sentir los clásicos dolores en codos, hombros y rodillas que ya había asumido como parte normal del entrenamiento.

En una analítica rutinaria vi cómo tenía algunos marcadores muy elevados y otros muy bajos, algo que casi me sumió en una depresión puesto que entreno con regularidad desde hace años y siempre me he cuidado muchísimo. Entonces escuché a Alejandro en una conferencia y me puse en sus manos; me explicó porqué estaba teniendo esos altibajos y también cómo enmendarlo, por lo que di el paso a una mejor versión de mi misma tanto a nivel estético como funcional, lo que hasta mejoró mi calidad de sueño. Lo mejor es que esto ocurrió entrenando menos que antes y sacrificándome menos en las comidas, lo que me hizo entender una de las frases que siempre usa Alejandro diciendo que “hay que buscar la manera de sacar el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo”.